Querida Azucenita, te escribo en un pausa de mi servicio de vigilancia sobre Venezuela que ejerzo en mi condición de demócrata pura sangre, toda vez que nuestro presidente en funciones ha llevado su inquietud por la situación de tu país al consejo de seguridad nacional, que es la junta donde se atisban los peligros y se preparan las guerras, así que ándate con cuidado porque a lo peor nos vemos obligados a mandaros la legión para que os salve de ese Maduro, que es como Stalin en chándal. El argumento de nuestro presidente en funciones para elevar el nivel de alarma se justifica en que hay doscientos mil españoles viviendo en Venezuela, así que he dado en cavilar, ya sabes cómo soy, y le he preguntado a mi sargento si, con ese criterio, no habrá riesgo de que entremos en guerra también con Rumanía o con Marruecos que tienen ochocientos mil nacionales cada uno viviendo en España y el sargento me ha respondido que no me meta en política y me ha mirado muy raro. Pero, ¿no estamos en campaña electoral y todo es política? He estado en un tris de que me mandara a limpiar las letrinas.
Por ahora, aquí estamos en la fase previa de identificar a los quintacolumnistas de Maduro y en eso ha hecho un buen trabajo ese chico nuevo que va como un rayo, lo habrás visto en la tele de tu país porque os ha visitado brevemente para salir en la foto, incluso ha soltado alguna lagrimita por lo mal que estáis ahí, y a la vuelta ha acusado a los bolivarianos españoles, aunque no hace falta porque todos sabemos quienes son y que por cierto están acoquinados. Mira lo que dice el periódico de referencia: “Las posiciones están claras. La única duda es saber si Podemos defiende al régimen bolivariano por convicción (trabajaron para ellos durante años) o por miedo a que un cambio de postura lleve a Maduro a explicar cuántos millones entregó su Gobierno a este partido para su fundación. Eso es algo que tienen que aclarar Iglesias, Monedero y Errejón si de verdad creen en la transparencia”. Sí señor, con un par, como con los comunistas de Hollywood durante el macarthyismo; si confesaban su afiliación ante el comité de actividades antiamericanas eran comunistas porque lo habían confesado, y si no confesaban, también eran comunistas por querer ocultarlo, con el agravante de desacato al comité, todo impecablemente democrático y no como hacen los bolivarianos totalitarios. Esta sesuda y atinada reflexión del periódico de referencia viene precedida del oportuno titular: “los partidos políticos españoles se retratan ante el régimen bolivariano”.
Así que, ya ves, bonita, tu país se ha convertido en el fotomatón de la democracia española. Le he preguntado a mi sargento si me daría un permiso para ir a retratarme a Caracas (y de paso a darme un revolcón contigo, pero eso no se lo he dicho) y me ha vuelto a mirar raro. Hay que andarse con ojo porque me imagino que, ahora mismo, la principal preocupación del consejo de seguridad nacional es qué hacer con los quintacolumnistas bolivarianos que hay en nuestro país, eso sí, mediante medidas democráticas. Una podría ser recluirlos preventivamente en campos de concentración como a los norteamericanos de origen japonés después de lo de Pearl Harbour. Bueno, cari, tengo que ir terminando porque he de volver a la garita y, te seré franco, no sé si vigilo la democracia en tu país o mi seguridad en el mío. Ánimo, y que sepas que si ganan los míos –Aznar, Rajoy, Felipe González, Rivera y quienes les tienen en nómina-, tendréis esmalte de uñas, ese color cereza que te gusta tanto, en los supermercados. Aquí tenemos de todo en el súper, lástima que no podamos comprarlo porque los sueldos no dan para nada. Pero no se puede tener todo en la vida. Y termino, que viene el sargento.
Cierto, a la prensa y a los políticos Venezuela les importa un carajo, pero tienen un buen acojono de que las elecciones próximas les vengan mal dadas, así que, atacando a Maduro, de paso se demuestra la maldad y peligros de los chicos «populistas». Lo malo es que Maduro es idiota y cada vez que abre la boca (yo escuché algún discurso suyo en Caracas y son inefables) proporciona más argumentos a los manipuladores.
Si Maduro no fuera un tonto semiderrotado, los políticos de la derecha española no estarían tan engallados. Jamás hicieron nada parecido con Fidel Castro, por ejemplo. Para no mencionar el sinnúmero de tiranuelos con los que España mantiene relaciones plenamente normalizadas. Aquí, el tope de la capacidad de intervención exterior lo da el peñasco de Perejil.