Quizá no sea mera casualidad que el diario de referencia haya publicado en primera página de la edición digital de hoy una demoledora crítica del libro de María Elvira Roca Barea, Imperiofobia y leyenda negra, el mismo día en que los noticiarios y las redes sociales están enfrascados en el revés sufrido por el tribunal supremo ante la justicia europea a propósito de la situación procesal del independentista catalán don Junqueras. El tema del libro de Roca Barea es una vindicación del imperio español y una advertencia de que la leyenda negra que, al parecer, afligió nuestra historia sigue vigente y operativa, accionada por los protestantes del norte de Europa. La autora sigue el rastro de los efectos de la leyenda negra hasta los inicios de la crisis financiera de hace una década y el consiguiente recrudecimiento de las condiciones de pago de la deuda contraída por España (la famosa prima de riesgo) pero, con la misma lógica, la leyenda negra bien pudiera extender su aciaga sombra hasta la sentencia del tribunal de la unioneuropea sobre la inmunidad del convicto don Junqueras en clave de un ataque a la soberanía del reino de España, que la extrema derecha ha percibido de inmediato y al que ha respondido con un contraataque viral a favor del spexit.

Imperiofobia ha sido un best seller absoluto con más de cien mil ejemplares vendidos en veinte ediciones y su aparición fue apoyada a bombo y platillo por autoridades políticas y culturales, y profusamente jaleada por intelectuales y savateres de guardia. El libro salió de imprenta en 2016, es decir, en el depresivo momento en que los españoles comprobábamos lo que nos habían costado los días de vino y rosas de las eras aznárida y zapateril, y los indepes catalanes pregonaban aquello de que Espanya ens roba. Presidía el cotarro el parsimonioso don Rajoy. En este contexto, el trabajo de Roca Barea se convirtió en un argumentario reconfortante para el atribulado nacionalismo español a punto de eclosionar en lo que unos llaman constitucionalismo y otros llamamos simplemente vox (táchese lo que no proceda).

El libro ha recibido numerosas críticas metodológicas y de contenido en el ámbito académico; la más notoria y fundada, la del profesor José Luis Villacañas, a la que la autora del libro respondió con un artículo elusivo y victimista titulado La caza de brujas. Hasta ayer, las críticas a Imperiofobia venían de los sospechosos habituales de la cáscara amarga hasta que el diario de referencia ha titulado hoy a toda página: Las citas tergiversadas del superventas sobre la leyenda negra español // María Elvira Roca Barea emplea en ‘Imperiofobia’ referencias incorrectas e incluso inexistentes, según ha verificado El País. Que un catedrático, por muy laureado y acreditado que esté, pero que en fin tampoco es Fernando Savater, someta a escrutinio tu obra y el resultado no sea muy favorable es un mal trago pero tiene un pase, pero que el diario de referencia revele que te has inventado las fuentes de tu argumentación, caray, a ver quién sobrevive a eso.

Volvamos a la pregunta de partida: ¿por qué ha considerado necesario el diario de referencia publicar una demolición del libro de Roca Barea en este momento? Lo que se dirime en lo que hasta ahora había sido un debate académico alrededor de un trabajo de historia notablemente ideologizado es la matriz que debe informar la historia futura del país. Para la imperiófila Roca Barea, esa matriz es el Imperio, los Reyes Católicos y la Inquisición, denigrados en la leyenda negra difundida por los protestantes, ingleses, holandeses, luteranos y demás ralea, que fueron enemigos del imperio y ahora mandan en la unioneuropea. Para Villacañas y otros contradictores de Imperiofobia, la matriz del futuro debe estar en la ilustración, Kant, la revolución francesa y demás vientos procedentes de Europa, que siempre han encontrado obstáculos insalvables a su penetración en la península. Y he aquí que uno de esos vientos ha venido a zarandear la majestad de nuestro tribunal supremo en una causa que tiene en carne viva al nacionalismo español. Europa fue una esperanza cuando el crédito fácil y la jauja financiera; ahora, de repente, es una amenaza a nuestra insegura existencia histórica. Ningún político de relieve tuvo el coraje de decir ayer que el tribunal europeo es parte integrante de nuestro sistema de justicia. Para los seguidores de Roca Barea es, sin embargo, el enésimo avatar de los operadores de la leyenda negra. Alguien, en el diario de referencia, ha debido pensar que era momento de recortar las alas de papel al nacionalismo que se nos viene encima.