Una dictadura bien armada y fútbol a tutiplén para entretener al buen pueblo. Es el modelo franquista que ahora exporta el estado español a Arabia Saudí. Lo propio del  estado es armarse y la primera necesidad de la plebe es distraerse. Así que la industria armamentística española vende a los saudíes artefactos mortíferos que usan contra sus vecinos y en último extremo contra su propia población, y la federación de fútbol les vende la supercopa española. Quién sabe, quizá los saudíes estén en una transición a la democracia y andan tanteando modelos de futuro. La industria del armamento y el fútbol son actividades compatibles con cualquier régimen y en España han sobrevivido con envidiable salud a todas las mutaciones que trajo la democracia.

Habría que preguntarse si esta simbiosis arábigo-hispana no está en el gen histórico de ambas naciones. Dicen de nuestro rey emérito, que algo debe saber de historia por la cuenta que le trae, que llamaba primos a sus colegas del desierto y los trataba con la obsecuencia del pariente pobre que espera algo de la rama rica de la familia. Incluso el xenófobo don Abascal no podría ocultar la ascendencia de su físico si cayera en las mediciones de un higienista racial alemán de aquella época. La raza es un asunto pantanoso. Los indepes catalanes han tirado la raya divisoria por lo alto y han decretado que todos los demás españoles son moros, pero es que los indepes están muy crecidos y han optado porque sus ancestros sean los vikingos y no los fenicios, lo que no impide que el Barça, su equipo insignia, vaya a corretear por las arenas del oasis junto a los otros tres equipos españoles  que jugarán la supercopa tocados con la kuffiya.

Algunas voces afirman que la  federación de fútbol blanquea el régimen saudí, pero es un argumento formulado desde un supremacismo inconsciente. Desde la perspectiva del cliente, no hay nada que blanquear. Es verdad que allí tienen a un preboste, un tal príncipe Salman, que asesina y descuartiza a los adversarios políticos, pero aquí también tenemos a billy el niño al que sus colegas de la policía invitan a canapé y un vinito en la fiesta del santo patrón. En Arabia, las mujeres tendrán su propio graderío en el estadio, como los ultras de cualquier equipo de fútbol europeo, desde el que asistirán al partido envueltas en el traje regional, como las sevillanas asisten a la feria con traje de volantes y a la grupa del caballo que monta el hombre. Cada país tiene sus costumbres y hay que respetarlas. Lo importante es que en la feria y en el fútbol, espacios democráticos por naturaleza, las chicas también se diviertan sin salir del lugar que tienen asignado.

España está comprando seguridad a cambio de armas, fútbol y otras chucherías. El sur de Europa necesita gendarmes en el norte de África, vale decir, regímenes autoritarios y duros que contengan la agitación de la zona, después del fiasco de las democracias árabes. Los populistas agitan la islamofobia sobre el terreno mientras las élites intercambian favores provechosos para sus intereses en lo alto de la pirámide política y económica. Y así vamos tirando.