Trump llegó a la Casa Blanca con maneras de justiciero del Oeste y el sedicente propósito de acabar con la corrupción de la clase política, y durante cuatro años ha representado al matón impávido, desdeñoso e inflexible que ha acuñado Eastwood en la pantalla.
Fascinados por el vampiro
Un tópico de la literatura vampírica presenta a las víctimas de Drácula inermes y complacidas ante el poder y la seducción que ejerce el rey de las tinieblas. El partido republicano norteamericano ha caído en ese estado de sumisión hipnótica ante las manipulaciones de Donald Trump.
Los leales
Hay un cierto tipo de individuos bastante frecuente en los segundos escalones de la política y de la administración que tienen a gala una lealtad perruna y operan fascinados por la figura del jefe que les ha otorgado la encomienda, como un conejo ante los faros de un automóvil.
Godzilla vive aquí
Vivimos en una pugna entre la uniformación planetaria del modelo productivo bajo la férula de la revolución tecnológica y la proliferación de identidades que fomentan la secesión y la fragmentación del cuerpo social. Las democracias liberales crujen estrujadas por este choque tectónico y la tentación autoritaria está presente. Por ahora, parece que entendemos que es mejor el sentido común que la ‘hybris’.
Jálogüin interminable
La regla básica del juego es que no hay futuro y la elección es entre acelerar el fin o conservar el presente, que ya es pasado. Trump se ofrece como rey del caos; Biden, como tembloroso conservador de un orden descabalado. El primero ruge, el segundo susurra. Truco o trato, pero a lo grande.