Había señales en el cielo que avisaban a doña Ayuso que nunca podría ocupar el lugar que en la historia ocupa su predecesora. Es más joven, más cortica, más tosca y más alocada que doña Aguirre y le tocaba administrar su maltrecha herencia cuando ya no hay pasta en las arcas públicas para repartir entre los amigos.
Arde el circo
Don Casado y doña Ayuso: en condiciones normales, dos payasos abandonados en la soledad de la pista, pero, cuando arde el circo, estamos a un tris de que el público los considere los pirómanos.
El filósofo y la dama boba
Bien, después de este preámbulo ya habrán adivinado que en este desierto no hay zarzas ardientes. Lo más parecido que tenemos es doña Ayuso pero incluso esta esforzada animadora del caos termina por consumirse porque todo lo que alimenta la existencia es perecedero.
Libertad para conducir borracho
Las bases electorales de la derecha han terminado por hacer suyo este argumentario estridente y disparatado y unas decenas de vecinos del barrio más elitista del país se vienen manifestando por la libertad de conducir borrachos: ‘¿quién te ha dicho a ti la distancia que tengo o no que mantener con los otros cuando estoy en mi calle?, tú déjame que haga lo me dé la gana con el coronavirus’.
Paletos y palotes
El ‘madrileño/no madrileño’ se cuida muy mucho de sacar a relucir sus orígenes, como no sea para denostarlos o hacer chistes de ello en los monólogos humorísticos. El término paleto, políticamente muy incorrecto, es de uso común en el casticismo madrileño para señalar a los provincianos, ya sean venidos a la gran urbe o más aún si permanecen afincados en sus lugarejos de origen.