La última exposición de Javier Mina es un homenaje a los hacedores de la cultura del pasado siglo
Arte huidizo
El instinto plástico de Javier Mina extrae significación de los objetos que nos rodean y que para la mirada habitual están fundidos en el paisaje y resultan indistinguibles. Mina los rescata de esa normalidad a la que han sido condenados por nacimiento y les otorga una vivaz autonomía artística, una especie de aleteo, que por lo demás solo se refiere a sí mismo.
En materia de inmortalidad
En los últimos años, la creatividad de Javier Mina, que sus amigos conocemos desde nuestra remota juventud, ha derivado en la redacción de ensayos de varia lección, dominados por una ambición ciclópea. A partir de una noción genérica, Mina explora los zigzagueantes, interminables y contradictorios caminos que el tópico elegido ha adoptado en la literatura y en la historia.