La tele pública ofreció al líder voxiano el formato estándar de la casa, exquisitamente neutral, en el que las preguntas eran solo pies de texto para que el entrevistado desplegara sobre ellas su discurso. Don Abascal, un personaje ignaro e inseguro, había preparado a su público para una mala actuación mediante un previo discurso victimista sobre las condiciones materiales de su presencia en el plató, pero el gimoteo fue innecesario porque el resultado de la prueba telegénica fue bueno para sus intereses.
Hijos e hijas
Los primates son fascinantes porque representan lo humano en estado de naturaleza. Su lenguaje de gruñidos y gestos ejerce una atracción irresistible, que puede constatarse en cualquier visita al zoológico, porque el público cree descubrir en estos seres una verdad prístina: ¿cómo que los hijos no pertenecen a los padres?
¿Quién teme a Vox?
Si los voxianos son la tercera fuerza política en el parlamento es por la inepcia y la cobardía de todos los demás partidos del sistema, singularmente de la llamada por ellos mismos derechita cobarde. Ahora bien, los voxianos están donde están por una acto positivo de voluntad de sus votantes. Se formula una pregunta retórica, ¿quiere decir que hay tres millones y medio de fascistas en España?
Tomorrow belongs to me
El adolescente que canta es un ángel rubio, como una revelación, la expresión de una dulce y vital inocencia, y la canción se contagia a toda la parroquia, que termina coreándola, en pie y brazo en alto. Solo un viejo permanece sentado, mira a sus paisanos con desdén y contrariedad y se desentiende de aquella hipnótica ceremonia.
Ciencia de choque
La ciencia nos librará de la barbarie. Un viejo mantra humanístico e ilustrado que no siempre funciona como se espera porque la ciencia es básicamente un camino de prueba y error. Pero la capacidad movilizadora de la consigna en sus términos generales sigue intacta. Ahora va resultar que la corporación científica nos librará, con suerte, del fascismo.