Los adictos a la información y otras extravagancias conexas tenemos uno o dos inevitables  vicios secretos en la práctica de esta adicción, que nos resistimos a confesar porque su conocimiento público mermaría notablemente nuestra fama y respetabilidad. Pero, en recompensa a la fidelidad de los exiguos frecuentadores de esta bitácora, les confesaré uno: soy seguidor en youtube de las CATilinarias de doña Cayetana, aunque para ser justo con la orientación de mis debilidades, diré también que sigo en el mismo canal los brochazos antiborbónicos del anarcoseparatista Albert Pla. Asomarse a la plaza pública a través de estos ventanucos produce en el observador una mezcla de curiosidad compulsiva y de miedo incontrolable, como un baile de máscaras o un relato de terror en lenguaje de cómic, o una pintura de James Ensor.

Ambos youtubers hacen política dura con sus artefactos pero hay una diferencia entre ambos. Pla se mantiene en el terreno de la bufonada por más que los datos que aporta sean probados mientras que doña Cayetana bracea en el discurso de una mortal seriedad a pesar de que sus argumentos sean disparatados y demagógicos. No hay que olvidar que doña Cayetana entró en la política nacional clamando contra los disfraces de los reyes magos en la cabalgata madrileña. Por lo demás, estas plataformas individuales en internet son el equivalente, en el mundo antiguo, a la caja de embalaje en la que se encarama el orador del speaker’s corner y desde la que concita la atención del distraído público de paseantes. El público puede estar formado por decenas de miles de curiosos -31.779, doña Cayetana; 38.627, don Pla- pero eso no hace que la concentración de quienes asisten al espectáculo sea mayor. Hoy dedicaremos la glosa a doña Cayetana porque la fecha lo exige.

Lectores y espectadores habrán captado la fina ironía del título genérico de su canal. CATilinaria viene del latín y se traduce por, leña a Cataluña hasta que se aprenda el catecismo. Visto el título, la serie tiene el mismo nivel de sutileza. El último capítulo viene con la etiqueta no al no y está dedicado a argumentar para votantes y ex votantes del pepé –es decir, actuales votantes voxianos– la radical inconveniencia de que don Casado vote en contra de la moción de censura que vox presentará el próximo miércoles al gobierno de don Sánchez. La exposición del caso es borrosa, tanto más por el característico tono quedo y susurrante de la voz de la oradora, como el que hace una serpiente al discurrir entre la hierba, pero el objetivo es obvio. Doña Cayetana aspira a que su partido apoye, o en su caso se ponga de perfil, ante la perorata atronadora que le espera a don Sánchez, y que sin duda subrayará en su intervención el portavoz del pepé. Así que la conclusión cae por su peso: si estamos de acuerdo en todo, no vamos a negarnos a nosotros mismos con un no a la moción vóxica. Doña Cayetana aspira al trono de Aznar, en el que don Casado se ha revelado como un advenedizo incompetente, y desde el que dirigirá a toda la derecha, la cobarde y la arriscada, pues ambas son complementarias, siamesas, si usted prefiere. La cuestión es si la marquesa conseguirá salir de la cápsula insonorizada que es el canal de youtube, en la que ella misma se ha metido, para cumplir el destino que se ha asignado. Treinta mil seguidores distraídos y accidentales, visitantes del acuario, no son suficientes para esta empresa, aunque esté secundada por los pretorianos libres e iguales.