Una peña de vejetes disfrazados de miles gloriosus, ya retirados de la vida real pero aún henchidos de ardor guerrero, nombran gran dama de los reales tercios a doña Isabel Díaz Ayuso, presidenta de la comunidad de Madrid, que en su imaginación es como presidenta de España, por su gestión en el combate contra la pandemia, entre otros méritos de guerra no menos relevantes. Este honor solo lo conceden los mentados vejetes cuando se combate ante un enemigo muy superior en número y se tienen al menos la mitad de bajas. En este marco heroico, la hoja de servicios de doña Ayuso acredita méritos indiscutibles pues nadie puede negar que la pandemia de la covid fue un enemigo formidable y que, merced a la táctica finalmente victoriosa del gobierno de doña Ayuso, causó cerca de diez mil bajas mortales entre los residentes en establecimientos geriátricos, de los que más de siete mil perecieron como se espera de un soldado del tercio, en la trinchera de sus habitaciones, en pijama o camisón, sin ser retirados a hospitales de sangre en la retaguardia.

En el intercambio de discursos que hilvanó el acto, los vejetes militarizados expelieron algunos chascarrillos cuarteleros contra el inevitable don Sánchez y contra varios millones de españoles y la condecorada dama hizo un discurso europeísta en el que afirmó que los tercios españoles, que aún provocan pesadillas en la chiquillería de los Países Bajos, fueron el germen, avant la lettre, de la unioneuropea. Chúpate esa, Jacques Delors (q.e.p.d.).

Si sigue este venturoso curso la carrera militar de doña Ayuso bien podría cumplir en breve la ambición de ser grande almiranta de la mar océano para lo que ya se han sentado algunos fundamentos. Madrid acoge las instalaciones de una empresa que mide la navegabilidad de los nuevos prototipos de naves. En unas piscinas industriales se prueba en diversas condiciones de oleaje y navegación la resistencia y flotabilidad de maquetas de diez o quince metros de futuros mercantes, buques de guerra y yates de recreo como el bribón [del] emérito. Cualquier diría que una empresa de estas características debiera ubicarse en un puerto de mar, junto a unos astilleros, que es lo suyo, pero su ubicación en medio de la meseta ibérica se explica porque depende del ministerio de defensa, que tiene recursos para traerse el mar a casa, si eso facilita los trámites y papeleos ministeriales de la industria naval. Doña Ayuso es ya, pues, presidenta, si no del mar, sí de los buques que lo atraviesan, y el cambio climático favorece a medio plazo, como suele decirse, la esperanza de que Madrid sea un día puerto marítimo. El ascenso de la temperatura media del planeta y el consiguiente avance del mar terminará por tragarse buena parte de las costas de la península y con ellas a don Puigdemont, don Otegui y con suerte también a don Feijóo; don Sánchez quedará en minoría en el parlamento y en el pepé estará expedito el camino para que doña Ayuso sea proclamada reina de los mares.

Todo lo que usted cree saber sobre Madrid es cierto:

-Tiene el 14% de la población española pero acumula el 19,4% del producto interior bruto, el 26% del imasdé y el 50% de la inversión exterior y absorbe los fondos europeos dirigidos a la innovación y la digitalización.

La economía de Madrid ha crecido el doble que la española en los últimos diez años y si bien es la región que más aporta al sistema de financiación de las comunidades con régimen común, apenas supera el 20% del total de lo que aportan todas las autonomías en España.

– El 44,5% de las mil mayores empresas españolas tienen su sede en la Comunidad de Madrid y representan el 56% de los ingresos de este grupo.  No obstante, el peso de su industria decrece, no exporta y su economía se basa en la inversión financiera e inmobiliaria. Mantiene relaciones clientelares con el resto del país porque es el centro de una potente red radial de transportes por carretera y ferrocarril, a la vez que absorbe talento y empleo cualificado del resto de las regiones. Tiene la mayor proporción de trabajadores ocupados con estudios universitarios y concentra el 29% de los funcionarios públicos del estado.

-Es la región donde se pagan menos impuestos por encima de los sesenta mil euros de renta, y los impuestos de sucesiones y patrimonio están bonificados hasta el punto de ser prácticamente inexistentes, lo que la ha convertido en un paraíso fiscal para las clases altas. Más de un tercio de las personas más ricas del país viven en la capital y el patrimonio de las grandes fortunas acogidas a su régimen fiscal es el 27% de toda la riqueza acumulada por grandes patrimonios.

– Es la comunidad con mayor nivel de renta por habitante, algo más de 35.000 euros, muy por encima del promedio nacional (36%) y también de la media europea (16%), pero es también la comunidad más desigual de España en relación con su riqueza bruta. Tiene el sistema menos redistributivo del país y una tasa de pobreza del 15%, y es la segunda comunidad que menos dinero per cápita dedica a la promoción de vivienda pública a pesar de que tiene uno de los mercados inmobiliarios más caros del país.

-Etcétera.

Madrid practica una metodología nacionalista inversa si se compara con los tensos nacionalismos periféricos catalán y vasco. Estos intentan aumentar su peso por el procedimiento de reclamar y asumir competencias administrativas propias del estado o que este gestiona: transporte de cercanías, tesorería de la seguridad social o inmigración, por citar solo las reclamaciones que están ahora mismo encima de la mesa. Catalanes y vascos aspiran a hacer músculo nacionalista por la vía de asumir responsabilidades de gestión que obliguen a aumentar su burocracia y a mantener a la población dependiente de sus servicios. Es una concepción del funcionamiento del universo basada en los cuerpos sólidos y en la correspondiente gravitación interplanetaria. La región de Madrid, por el contrario, aspira al vacío, se siente orgullosa de ser un agujero negro: un espacio que absorbe recursos pero no adquiere responsabilidades. Doña Ayuso y sus secuaces no quieren ninguna transferencia que pueda significar gasto público. Educación y sanidad, vale, porque gota a gota terminan en manos de las cofradías religiosas y las mutuas médicas, pero nada de trenes de cercanías y otras pejigueras de mucho aparato, si no pueden ser privatizadas, eso para el gato, es decir, para el estado, y que los usuarios reclamen a don Sánchez.

Entretanto, el mar sube y sube de nivel y la gran dama de los reales tercios contempla el oleaje desde el puente del barco cuya navegabilidad y resistencia se ha probado en una fábrica de Madrid.