“El Islam es el imperalismo más inflexible que se pueda imaginar; el converso olvida quién es o qué es y se convierte en el violador. (V. S. Naipaul, Al límite de la fe.) .
¿Por qué se presenta el islam como algo opuesto a los valores occidentales? Creo que la respuesta está en la histeria filosófica. No es algo fácil de definir y comprender, y los portavoces del islam no ayudan mucho. Hablan de tópicos pero quizá se deba a que no tienen una manera de expresar lo que sienten. (V. S. Naipaul, Nuestra civilización universal.)
Un tipo embiste con su vehículo al público asistente a un mercadillo navideño en la ciudad alemana de Magdeburgo con el resultado de cinco muertos (cuando se escriben estas líneas) y más de doscientos heridos. El cliché es bien conocido, casi un tópico de la vida cotidiana en Europa: un terrorista islámico que ataca a la población cristiana en días de alto contenido simbólico y religioso para las potenciales víctimas. Es la materia prima básica que alimenta el discurso de la extrema derecha. El presunto culpable es detenido y los primeros datos de su identidad abonan el prejuicio: el autor es un médico psiquiatra saudí afincado en Alemania desde dos décadas atrás. El estereotipo se confirma: un musulmán radicalizado, etcétera. El argumento reza así: los árabes llevan en su código genético una suerte de enfermedad llamada islamismo, ininteligible, contagioso, agresivo y potencialmente mortífero. Es el único colectivo humano que la lógica occidental no puede comprender ni absorber en su marco moral.
Pero, una vez identificado el presunto culpable, las investigaciones ulteriores traen una sorpresa. El detenido no es islamista sino islamófobo. Estaba amenazado de muerte por su apostasía de la fe coránica y por este motivo tenía un permiso de residencia permanente en Alemania desde hace una década. Crítico con la política de acogida de refugiados de Angela Merkel y cercano a los neonazis de alternativaparaalemania, dejó escrito en sus redes sociales un mensaje ambiguo: Alemania persigue a las mujeres saudíes solicitantes de asilo, dentro y fuera de Alemania, para destrozarles la vida, Alemania quiere islamizar Europa. Mi consejo: no busquéis asilo en Alemania.
Perdida una fe, adoptó otra y declaró en una entrevista en Der Spiegel: puedo decir por experiencia que todo lo que dice Elon Musk o cualquiera que sea descrito por los principales medios de comunicación como un radical o un extremista de derecha, dice la verdad. Y retuiteó a una activista neonazi: la tiranía se basa en la docilidad de los cobardes. Elijo ser valiente. La valentía consistió en atacar como una fiera salvaje a un público indefenso y confiado, y con esa acción trasladó la pulsión del fanatismo islámico al fanatismo neonazi, haciéndolos indistinguibles.
Ciertos caracteres necesitan una fe ciega y envolvente para dar sentido a su vida. Un psiquiatra, como es el presunto homicida de Magdeburgo, debería tener una respuesta científica a este hecho, pero parece obvio que no es así. A los más viejos del lugar nos recuerda a Roger Garaudy, un intelectual francés autor de medio centenar del libros de teoría política y religión, que transitó en busca de la verdad por todos los totalitarismos disponibles en la cultura europea del siglo pasado y fue sucesivamente comunista, católico y musulmán, hasta que resultó condenado por ley por negar el Holocausto.
Entretanto, el mundo sigue girando. La unioneuropea se propone deshacerse de los refugiados sirios mientras Musk se dispone a conquistar Europa y los saudíes sobornan a los ricos y corruptos occidentales mientras decapitan diariamente a delincuentes en la plaza Chop Chop de Riad.