Las placas tectónicas que forman el suelo del gobierno de coalición han vuelto a chocar otra vez poniendo en evidencia que una cosa es administrar la realidad y otra transformarla. La causa del enfrentamiento entre los socios ha sido, una vez más, la llamada ley del solo sí es sí y sus desconcertantes e imprevistos efectos, que han sacado a la calle a un buen número de delincuentes sexuales antes de que cumplieran la condena que les había sido impuesta con el código penal anterior. Esta circunstancia le valió a la podemita ministra de igualdad doña Irene Montero un monumental linchamiento político y mediático a cargo de las derechas de todo pelo. Doña Montero se da cierta maña para convocar rayos y truenos y en esta ocasión fue por responder a las excarcelaciones con la ocurrencia de que los jueces son machistas.
La derecha carece de sofisticación doctrinal en estos asuntos. El principio es que los delincuentes deben estar en el trullo el mayor tiempo posible y con este criterio consiguió la introducción en el código de una nueva categoría penal, la prisión permanente revisable, un sucedáneo de la cadena perpetua prohibida en la constitución, especialmente aplicable a delitos graves (asesinatos) de connotación sexual. La cuestión es que el alboroto de la derecha encuentra un eco muy favorable en la opinión del común. Los delitos sexuales son muy perturbadores, quizá porque impregnan la vida ordinaria de una manera que no lo hace un atraco o una malversación de fondos públicos. Cualquier mujer puede sentir que está cerca de un agresor sexual y cualquier hombre puede creer de sí mismo que podría serlo. Hay algo visceral tanto en la ejecución del delito como en la respuesta de la sociedad. En su famosa película M, El vampiro de Düsseldorf, Fritz Lang utiliza a un predador sexual como metáfora de la descomposición de una sociedad democrática, en la que policías y hampones ven atacados sus intereses por la acción de este delincuente irredento y convergen en la misión de acabar con él.
Pero, mientras nos entregamos a estas disquisiciones de cinéfilo, más delincuentes sexuales son excarcelados en cumplimiento de la modificación del código penal por la ley del solo sí es sí; alguno potencial reincidente, como aseguran las autoridades penitenciarias que los han tratado. El peligro vuelve a las calles. Y aquí es donde rebrota el crónico enfrentamiento entre pesoe y unidaspodemos, que no es solo electoral, aunque también. Lo cierto es que ninguna de las dos partes sabe cómo parar esta procesión de excarcelaciones que puede convertirse en un desaguadero de votos. Los socialistas, que se pusieron de perfil en el trámite de elaboración de la ley (el ministro de justicia de la época, don Campo, es ahora magistrado del tribunal constitucional) proponen reformarla; las podemitas se niegan a hacerlo.
Las excarcelaciones son consecuencia de una cuestión o imprevisión técnica. La ley del solo sí es sí ha agrupado los dos tipos de delitos sexuales del antiguo código –abuso y agresión- en uno solo –agresión- con una única horquilla de penas, en la que si bien han sido aumentadas las correspondientes a los delitos más graves, se han rebajado en el caso de los más leves, que, al ser aplicadas, los convictos de estos delitos ven automáticamente reducida su pena. Este recorte de penas hubiera sido imperceptible si no se hubiera dado en cadena apenas promulgada la ley. El pesoe propone una modificación de la norma para atornillar penalmente los casos en que haya violencia e intimidación hacia la víctima; a su turno, unidaspodemos se niega a aceptarlo porque la ley debe basarse en el consentimiento y no en el comportamiento del agresor. Parece una cuestión bizantina pues ¿de qué otro modo se puede quebrar la falta de consentimiento sino mediante la violencia y la intimidación?
En fin, el azar ha querido que la ley de solo sí es sí sea puesta a prueba en un caso de gran campanilleo mediático que acaba de empezar. La policía y la juez dieron crédito a una chica que dijo haber sido violada por la estrella del fútbol Dani Alves. Su testimonio y las pruebas circunstanciales así parecen confirmarlo. Pero apenas estalló el caso supimos de una figura ignota para la mayoría de la población que no frecuenta los locales donde se cometió el presunto delito. La llamada chica de imagen obtiene algún dinerillo en metálico y copas gratis por formar parte del mobiliario de la discoteca a la que acuden machos alfa a exhibir su poder en un espacio distinguido con bebida cara y chicas de imagen. Este escenario no implica prestaciones sexuales y podemos creer que la relación entre el presunto violador y su víctima fue no es no, pero el presunto delito ocurrió en un entorno frecuentado en el que los presentes no se dieron por enterados, como si lo que estaba ocurriendo fuera sí es sí en la normalidad de la noche festiva, hasta que la víctima estalló en lágrimas con sus amigas y un encargado del local llamó a la policía. Los abogados del futbolista ya han anunciado que hay partido.