En el Mar de los Sargazos que es la mesa de novedades en la librería conviene tener algún punto de referencia que prometa una navegación placentera. Una de esas boyas referenciales y seguras son los artefactos narrativos de Dolores Payás, en los que siempre se encuentran historias contadas con brío y humor y recorridas por una suerte de contagioso vitalismo que te lleva a agradecer el gozo de la lectura. Ultimate Love, la novela que acaba de salir de imprenta (ed. Círculo de Tiza), es la crónica de una pasión amorosa en la edad tardía, si bien ultímate se vierte al castellano como mayor, principal, máximo o definitivo, lo que indica que es la crónica de un amor para la eternidad, amasado con la más terrenal de las arcillas.
Rocío, una desenvuelta traductora española, y Pip, un rancio terrateniente inglés, ambos al otro lado de la frontera de los sesenta, se encuentran en una web de contactos e inician una relación epistolar y física que describe un arco desde el inesperado flechazo inicial –una apuesta contra todo pronóstico- hasta la inevitable ruptura, turbia y dolorosa. Dos caracteres a los que separan abismos históricos, culturales y de clase social, y que consiguen conocerse, acercarse y amarse en circunstancias azarosas y adversas, derivadas unas del pasado de los personajes y otras de las asechanzas del presente, entre las que no es accidente menor la pandemia de coronavirus. Es un relato romántico en la que interactúan todos los factores que hacen imposible el romanticismo y eso es justamente lo que impide abandonar la lectura.
La experiencia cinematográfica de la autora, que ha sido directora y guionista, está presente en la estructura de la novela: una historia bien trabada, pródiga en vicisitudes y giros de guion, una prosa ágil y muy plástica, un ritmo que no desfallece y unos personajes que se presentan a sí mismos y evolucionan a través de lo que hacen y de lo que expresan. Tres voces articulan el relato, las de los dos amantes y una voz narradora. Los amantes sostienen un febril diálogo por correo electrónico al inicio de su relación para culminarla y al final para intentar salvarla cuando ya es evidente que naufraga. La autora incorpora así el género epistolar en esta época en la que ya no se escriben cartas y el mismo email empieza a estar anticuado frente a otros canales de comunicación más espasmódicos. Cierto que no es fácil de aceptar que dos personas que se han conocido en una web de contactos puedan expresarse en misivas tan refinadas y seductoras para comunicar al otro sus estados de ánimo, anhelos e imposturas, pero es en esta disonancia cognitiva donde reside la fascinación del relato y no solo porque los dos corresponsales nos son presentados como personas cultas sino porque el lector es llevado a través de su correspondencia al territorio de la literatura, el único que puede dar noticia cabal de la naturaleza del amor y del laberinto de los sentimientos. Ultimate love es tributaria de la novela decimonónica en la que se explora la condición humana a través del deseo amoroso y de los rituales de cortejo en que se manifiesta. Jane Austen sobrevuela sus páginas.
La voz narradora gobierna en los intervalos de este diálogo entre amantes para situar al lector en su contexto y circunstancia y reflexionar sobre lo que hacen, como un observador externo o el corifeo de la tragedia antigua. La española Rocío, apasionada y racional al mismo tiempo, encarna el sentido de la realidad y la voluntad de afrontar sus dificultades. Al otro lado, el ajado aristócrata Pip es prisionero de su linaje y tributario de una familia depredadora, y se presenta al lector como el patriarca retraído y mezquino de un Downton Abbey en irreparable decadencia. Peregrine Fox, por su nombre completo (un hallazgo literario), pertenece a la casta de los brexiters, lo que ofrece una perspectiva política e histórica en una novela que no habla de política ni de historia. Rocío y Pip tienen parecida edad pero ella representa el futuro y él, el pasado. Ella es ligera y está abierta a otra vida; él permanece atrapado en las servidumbres de la suya. La autora no los juzga. Esta historia no tiene culpables ni inocentes, tampoco desemboca en una lección moral. Se limita a documentar el ciclo completo de un romance que sería como tantos otros de no existir el factor literario añadido, escribe Dolores Payás en el epílogo. Ultimate love nos habla de la eternidad contenida en esta época fugitiva.