Escribo estas líneas mientras pasan en la tele El exótico hotel Marigold, una peli que puede considerarse con justicia como la antítesis del bréxit. En esta historia, un grupo de británicos en la edad tardía deciden dar un nuevo rumbo a sus vidas y desde lugares y biografías diferentes vienen a coincidir en un hotel en la ciudad india de Bangalore, que se promociona en internet como un paraíso y solo es un hotel indio con pocas estrellas. La peli, servida por un elenco de veteranos actores y actrices (Judi Dench, Maggie Smith, Tom Wilkinson, Bill Nighy, etcétera) es un prodigio de simpatía y buen humor. En el tópico del carácter británico aparece un equilibrio entre el desdén por otras culturas y la mirada autocrítica hacia la suya propia; esta mezcla es el nutriente de la mejor comedia producida al otro lado del canal de la Mancha. No es fácil reírse de los británicos pero sí lo es reírse con ellos. Es de temer que este civilizado y fértil equilibrio, que tanto apreciamos en el continente, se haya acabado con el bréxit. La flema ha sido sustituida por el desconcierto y la ira; y la ironía, por el ridículo.

Al parecer, la isla afronta el momento de la verdad como el desastre que lleva camino de ser y entre los planes de emergencia que han desempolvado hay uno de evacuación de la reina de su residencia oficial en Londres para llevarla ¿a dónde? Sin duda a un lugar secreto en lo más profundo de la campiña inglesa, donde se encuentran las raíces del home británico.  Save the Queen. Pero ¿qué teme el gobierno inglés que vaya a ocurrir tan peligroso para la familia real que exija prever su evacuación? Disturbios. Masas incontenibles y furiosas que asaltan oficinas gubernamentales, saquean supermercados y, ya metidos en harina, pegan fuego al palacio de Buckingham. El padre de la reina aguantó a pie firme bajo las bombas nazis que arrasaron Londres y ahora ¿su hija va a salir huyendo de la furia de su propio pueblo? Tendría gracia que uno de los efectos del bréxit fuera la república en Inglaterra porque justamente eso es lo que parece querer evitar el plan de evacuación. Pero, aparte del choteo en memes y comentarios que ha desencadenado en las redes, la noticia no es graciosa. Ni pizca. La evacuación de la reina de Inglaterra podría ser la prueba definitiva de la desafección hacia las instituciones de la que tanto se habla en toda Europa. Estamos en un sistema que divide y crispa a las sociedades, que plantea situaciones irresolubles y potencialmente catastróficas, que acoquina a los gobiernos y ahuyenta el humor y la templanza de la gente. Se acerca el día en que veremos El exótico hotel Marigold con un regusto amargo en la boca.