En el incendio de Hollywood tenemos todos los rasgos aciagos del tiempo que se nos echa encima: una catástrofe natural aumentada exponencialmente por el uso especulativo del suelo, el desarme de los servicios públicos, una comunicación pública empobrecida y sectaria y una sociedad fracturada y huérfana de protección. Ya lo hemos visto en Valencia con menos glamur.
La rendición de Canadá
Europa vuelve a la situación que ya conoció hace un siglo, lo que nos tiene perplejos y paralizados. Los sistemas democráticos europeos están corroídos cuando no ocupados sus gobiernos por fuerzas neofascistas o ‘trumpistas’.
Pirotecnia para el nuevo emperador
La colusión de intereses entre el presidente electo míster Trump y su nuevo mejor amiguito, el empresario más rico del mundo míster Musk, de filiación pro nazi, se ha visto celebrada por la pirotecnia de la explosión de un vehículo eléctrico fabricado por el empresario ante la puerta de uno de los hoteles propiedad del ostentoso presidente.
Blasfemias de año nuevo
Las brigadillas inquisitoriales tardaron nada en anunciar una demanda ante los tribunales contra la presentadora y la televisión pública por delito de ‘odio contra los sentimientos religiosos’.
Cine para el desastre
Proclamar desde una tribuna de vitola que ‘Cerrar los ojos’ es la mejor película vista en Estados Unidos el año en que Donald Trump ha ganado las elecciones es como recrearse en la ceremonia del té en una casa de Hiroshima el 6 de agosto de 1945.
Año nuevo del bracete con ‘Nosferatu’
Historias donde se entremezclan y confunden el sueño y la vigilia, y donde operan héroes turbios, equívocos, en escenarios de bosques envolventes, callejones retorcidos que desembocan en la oscuridad, edificios de racionalidad geométrica y zahúrdas habitadas por una humanidad de cabezas porcinas o simiescas, ojos desorbitados, miradas torvas e inquietas, gestos hiperbólicos, manos como garras y puños crispados.