Viene este galimatías a cuento de una cojudez que trae la prensa según la cual el presidente del parlamento regional castellanoleonés, un tal don Fuentes, ha decidido ocupar como inquilino el apartamento residencial que, por alguna razón no explicada, forma parte del edificio sede de la institución que preside. No hay acción más expresiva de la ocupación de un espacio que plantar en él la cama, el orinal y el fuego del hogar, y si se es presidente de un parlamento, se es a todos los efectos.
Payasos al poder
Doña Ayuso hizo una campaña electoral sembrada de bufonadas, destinada al parecer a no perder la comba de los telediarios y de las redes sociales. Es una chica simpática de fiesta de colegio mayor con la intrepidez de un guerrero ninja, que parece haber aprendido el manual heredado de sus antecesoras en el cargo, ambas empapeladas por corrupción.
Provocaciones
Nuestra clase política ha perdido el instinto estratégico, la fortaleza ante la adversidad y la disciplina de juicio. Habitamos un tiempo acelerado, de oportunidades al vuelo, dispositivos móviles absortos en sus murgas y concursos televisivos de los que algo hay que llevarse a la bolsa después de salir en pantalla.
El desertor
La deserción de don Roldán no es más que el enésimo aldabonazo para que don Sánchez no tenga que buscar a su izquierda y entre los nacionalistas los apoyos que necesita para la investidura. Pero el desertor es siempre una figura muy teatral y apreciada por el público porque introduce variedad e imprevisión en una película que está resultando extraordinariamente aburrida
El poder accidental
El poder político del pesoe siempre ha sido fruto de un accidente y, a pesar de su duración temporal en el gobierno, mayor en conjunto del que ha correspondido a la derecha, nunca ha perdido ese carácter accidental, aunque su origen sea impecablemente democrático y su ejercicio completamente legal.