He aquí un efecto colateral de la peste. Una dama de prometedora carrera en el foro convertida repentinamente en una perfecta idiota. Y si sale de esta, aún podrá contar a sus nietas que sobrevivió a un virus creado en un laboratorio de Madrid. Pero, el laboratorio ¿no era de Wuhan?, preguntarán las chiquillas que han nacido con la wikipedia implantada en el cerebro.
El lapsus del general
Tenía que ocurrir. Una rueda de prensa en formato de orfeón hace inevitable alguna nota desafinada. Los estrategas de la comunicación gubernamental decidieron presentar no un portavoz sino una falange macedónica en formación de tortuga formada por ministros, subsecretarios, jefes departamentales y, para otorgar contundencia al orden de batalla, mandos militares con el pecho esmaltado de medallas.
Profecías
Después de leer a Harari podemos entender el sosiego de espíritu que invadía a los hebreos tras escuchar a Isasías o a Jeremías. No sé cómo hemos podido vivir tanto tiempo en esta babilonia global sin la voz de un profeta comiéndonos la oreja.
Macron el microscópico
La mentira, para que funcione en la opinión pública, ha de tener un carácter irrebatible, a fuer de improbable el mensaje que predica. En este negocio las mentiras más operativas son las más desmesuradas y sorprendentes, aquellas que chocan contra la racionalidad que intenta proteger nuestro sistema cognitivo y en consecuencia su efecto es más duradero e inspirador.
Arqueología para el futuro
Gentes también llamadas de la cultura, que se ganan la vida y pasan su tiempo fajados a la pantalla del ordenador, al lienzo en el caballete o atados a algún instrumento musical, de los que hacen brotar excelsas manifestaciones del espíritu. Ahí están, enclaustrados en su torre de marfil, rodeados de un silencio absoluto (si tienen la precaución de mantener la tele apagada), bien provistos de viandas y recursos domésticos básicos, a solas con las musas.