‘Fascista’ es una reliquia del cementerio léxico del siglo pasado, igual que ‘comunista’, término que aplica doña Ayuso, en justa reciprocidad, a sus adversarios. Ambos son ‘significantes vacíos’, que diría la pareja Laclau-Mouffe, inspiradora de los primitivos podemitas. Lo que no imaginaban los marxistas gaseosos es que la derecha iba a apropiarse del invento y utilizarlo con notable pericia y ventaja.
La osamenta del estado
Propiedad y guardias de la porra, y nada de otras funciones adheridas al estado, como educación y sanidad públicas y demás gasto improductivo. Llegados a esta casilla, la oferta política trumpista es la más competitiva y ventajosa, y en dirimirlo va a consistir la inmediata batalla de Madrid.