Gibraltar, el peñazo eterno. La bola de presidiario sujeta con una argolla ideológica al tobillo del país. La jaculatoria para excitar los jugos patrióticos del paisanaje.
El náufrago y sus fantasmas
Entre el brutalismo estentóreo del jefecillo de la oposición y el quietismo mayestático del presidente del gobierno se abre una sima plagada de dudas y aciagos presagios.
La conversación
Lo primero que llama la atención es la promiscuidad que reina entre los altos funcionarios de los poderes del estado, en este caso de la judicatura y la policía.