Se repite tanto la palabra que esa elemental arquitectura de un tablero sobre cuatro patas adquiere una dimensión mítica a la vez que difusa: una especie de fantasma dotado de poderes sobrenaturales. Si el mobiliario de la existencia humana hubiera de reducirse a su mínima expresión, esta sería la mesa. Es curioso que una pieza tan obvia despierte tantas dudas sobre su función y utilidad pero también hay razones históricas que abonan el recelo.
Máscaras tribales
Estamos en un tiempo en que demasiada gente desocupada en cosas de mayor provecho y enjundia se entretiene probándose máscaras y subiendo la foto a las redes sociales. Sin embargo, en alguna parte pasan cosas reales y los indepes catalanes han sido invitados al lugar donde eso ocurre. ¿Podríamos pedir a nuestra clase política que quemara sus máscaras en las hogueras de esta noche de Sant Joan?
Diálogo de besugos
Nada hay más tedioso que cualquier forma de diálogo, ya sea una cumbre de gobernantes o una tertulia de jubilados, pero su prestigio viene de lo que no hacen los dialogantes. Por los menos, no se están matando.
Carta de la mafia
El jubilado siente que tiene en la mano un documento histórico, un espejo cóncavo de un tiempo que ha dejado al país, en efecto, para la iteuve, y del que no sabemos cómo rodará en el futuro. Ninguna otra carta comercial había excitado tanto al vejete desde que intentó descifrar el recibo de la luz.
A mí la Legión
Se prepara una contraofensiva del copón para cuando don Sánchez indulte a los indepes catalanes, que no van a agradecérselo porque se cabrearon cuando les metieron al trullo y se cabrean ahora porque les sacan de él. En este contexto, es destacable la aportación del alcalde de Madrid, don Almeida, cuyo óbolo es de los que se recordarán cuanto todo esto haya pasado: nada menos que un monumento de homenaje a la Legión en la plaza de Oriente.