Bronca en el pepé, hecha de materiales consabidos y con guiones ya vistos. La corrupción sistémica y la pugna entre la taifa de Madrid y el sultanato de la calle Génova son sendos tópicos del partido de la derecha española.
Seres carnívoros
Todas las sandeces que se han dicho estos días sobre las macrogranjas no dan ni para un mal eslogan de campaña electoral. El pepé lo ha intentado y le ha salido esto: ‘más ganadería, menos comunismo’. ¿Puede esta memez mover la voluntad de los electores? Pues sí, puede, porque está inspirada en ‘el espíritu de doña Ayuso’, y ese es parte del encanto de esta época.
Isabel Diaz Ayuso es un algoritmo
El descaro de la extrema derecha consiste en despojar al lenguaje de su orden discursivo y en consecuencia de sus bridas y cautelas para hacerlo constructivo y de este modo arrastrar el debate público a las profundidades que alojan el magma volcánico. Esto no puede hacerse mediante una retórica convencional sometida a escrutinio y crítica.
La orquesta y los caníbales
En la muy madrileña cúpula del pepé se ha desatado un debate sobre preceptiva musical. La cosa en el partido de la derecha va de si una orquesta debe tener o no solista. El director de la orquesta, don Casado, dice que no; la solista, doña Ayuso, dice que sí, y el concertino, don Almeida, que, bueno, solistas sí pero sin desafinar.
Un toque de distinción
En medio de la bronca que ha provocado nuestra adorable doña Cayetana en su partido, y preguntada si piensa renunciar al escaño de diputada, ha respondido que no, claro, pero lo singular y admirable es la razón que ha dado: porque sería vulgar, ha dicho. Ya lo ven. Tenemos una democracia cutre, de plebeyos, en la que se censura al disidente que se aferra al escaño que le ha proporcionado el partido, y resulta que ese comportamiento es precisamente aristocrático.