El nuevo ministro de cultura y deporte es una celebridad televisiva, un acreditado filósofo de tuiter y autor de un puñado de novelas románticas, que detesta el fútbol y a los independentistas catalanes.

La sentencia ha caído sobre el yermo sin sorpresa ni escándalo. Una tormenta primaveral que ni siquera arrasará las tomateras infectadas por el pulgón.

Había llegado el momento más temido para un nacionalista vasco: elegir entre el fuero y el huevo, vale decir, asegurarse el huevo sin renunciar al fuero.

Un don nadie aupado a la poltrona para continuar la guerra de posiciones en la que el estado cree tener sitiada a la generalitat independentista mientras esta espera el momento en que las circunstancias le permitan iniciar un contraataque exitoso.